lunes, 3 de enero de 2011

¿Mi niño es intranquilo, o hiperactivo?

¿Mi niño es intranquilo, o hiperactivo?

Los padres deben establecerles normas claras a estos chiquitines, creándoles un ambiente familiar estable. (Archivo)

lunes, 3 de enero de 2011
Janet González Bolívar / Primera Hora

Los niños intranquilos son traviesos, distraídos, impulsivos y llenos hasta el tope de energía, de ésos que no paran ni un segundo. Sus padres suelen estresarse pues, día tras día, los pequeños no siguen las instrucciones que se les dan e -incluso- parecen no escuchar cuando les hablan.

De ahí que, con frecuencia, la paciencia de los adultos en sus vidas llega hasta el límite, puesto que los chiquitines demandan mucha energía… y tolerancia.

No obstante, por extraño que pueda parecer, esta excesiva agitación no es siempre un signo de una patología, como es el llamado trastorno de déficit de atención e hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés). De hecho, los expertos en conducta estiman que sólo un pequeño porcentaje de los pacientes que vienen a sus clínicas necesitan ayuda farmacológica.

Falta de normas

El problema estriba más bien en un problema de disciplina en el hogar, en el que las reglas no son ni claras ni consistentes. Así lo advierte la Dra. Carmen Márquez Pérez, psicóloga especialista en niños, quien explica que los chiquitos inquietos suelen ser producto de padres que son muy flexibles con ellos, y que terminan rindiéndose a sus exigencias.

“Hay muchos problemas de comportamiento por las mismas carencias de disciplina y de estructura en la familia. Y si estos problemas no se atienden a tiempo, puede surgir un trastorno de hiperactividad”, observa la especialista, quien señala que estas conductas adversas pueden aparecer desde los dos años.

“Los niños piden límites, disciplina, estructura y reglas claras, que ellos sepan las expectativas de papá y mamá. Al establecer esto, llevamos una disciplina positiva y eso va a impactar en un comportamiento positivo en los pequeños. De lo contrario, vamos a tener niños más activos, desobedientes y retantes”, previene la Dra. Márquez Pérez.

Los padres explosivos, que no saben manejar sus emociones e impulsos, también pueden agravar el panorama de los niños intranquilos. Y es que, de acuerdo con la experta, estos pequeños reciben con frecuencia la atención de papá y mamá de manera negativa: gritos, golpes, castigos...

Lo más recomendable es cambiar esta forma de proceder por el refuerzo positivo. En lugar de criticarlos en todo momento, los psicólogos indican que no viene mal elogiarlos cuando hacen las cosas bien.

Es importante diferenciar

La Dra. Márquez Pérez menciona que es bastante común que se confunda la intranquilidad de un niño con el ADHD. De hecho, muchos pequeños son diagnosticados erróneamente con este trastorno de déficit de atención e hiperactividad, cuando en realidad se trata de las mencionadas fallas en la formación del infante.

Estos falsos diagnósticos suelen ser perjudiciales para los niños, según destaca la psicóloga, por lo que los padres deben estar muy pendientes. La mayoría, por ejemplo, son medicados innecesariamente, además de ser ubicados en escuelas o clases especiales para atender sus supuestas necesidades particulares.

“Hay problemas de conducta y hay trastornos de conducta. Los problemas son circunstanciales, es decir, por una situación. Pero si no se trabajan a tiempo y duran más de tres a seis meses, ya se pueden convertir en un trastorno”, afirma la Dra. Márquez Pérez.

Señales de alerta

Si tu niño presenta varias de estas características, es momento de tomar acción.

- Tiene rabietas frecuentes.
- No obedece a sus maestras.
- Reta a la autoridad.
- Pierde el control fácilmente.
- Es desorganizado.
- Muestra problemas para concentrarse.
- Presenta alteraciones en el sueño.
- Experimenta ansiedad de separación.
- Se le hace difícil compartir.
- No hace amistades con facilidad.

Pasos a seguir

Estas pautas te ayudarán a manejar la intranquilidad de tus pequeños y mejorar tu calidad de vida.


- Dales un ambiente seguro. Lleno de apoyo, comprensión y calor de hogar.
- Establece normas claras. Escríbelas y ponlas en un lugar visible.
- Hazles una rutina. Fíjales horarios para cenar, bañarse y dormir.
- Enfócate en lo positivo. Elógialos cuando hacen bien las cosas.
- Motívalos a ejercitarse. Los ayudará a descargar energías y mejorar su ánimo.
- Sé un modelo a seguir. Tus conductas influyen en sus actos.
- Evita el exceso de estímulos. Los videojuegos y la televisión pueden ser perjudiciales.
- Apuesta por el diálogo. Los gritos y castigos no solucionan nada.

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