viernes, 6 de abril de 2012

Privitación de la fe y la comercialización religiosa

La privatización de la fe cristiana

El fervor religioso halla un espacio fuera de las iglesias para ocupar el entretejido del internet

(FUENTES: World Christian Encyclopedia y World Christianity: Central America and the Caribbean Foto El Nuevo Día / José R. Madera)

Por Marga Parés Arroyo /Mpares@elnuevodia.com

Apesar de la crisis social y económica el País mantiene su fe, aunque la manera de expresar su fervor no es igual que antes.

Asoma entre los cristianos una tendencia a alejarse de las iglesias para hacer una búsqueda interior, individualista, y en ocasiones apoyada por contenidos religiosos obtenidos en internet.

“Es lo que llamo la privatización de la fe”, manifestó el padre Pedro Ortiz, de la Diócesis de Caguas.

Podría tratarse de un fenómeno generacional. “A la gente joven hoy día no le importa la Iglesia, le importa Cristo”, dijo el reverendo Pablo Jiménez, de la Iglesia Discípulos de Cristo.

Esa erosión en el fervor religioso institucional se nota, particularmente, en la Iglesia Católica. Aunque esta sigue siendo la religión cristiana dominante tanto en la Isla como a nivel mundial, en los últimos años se ha notado un crecimiento protestante.

El Negociado del Censo de Estados Unidos no brinda datos sobre creencias religiosas de los puertorriqueños, apuntó la demógrafa Judith Rodríguez. No obstante, la Enciclopedia del Mundo Cristiano señala que en el 2000 el 75% de los puertorriqueños se identificó como católico, lo que refleja una disminución pues en 1980 se estimaba que el 90% era católico. La misma fuente revela que el protestantismo subió de un 8% en el 1980, a un 19.5% en el 2000.

Para los expertos, la devoción individualista que aflora en algunos cristianos va de la mano de la inmersión de la religión en productos de internet y medios de comunicación, lo que, advierten, contiene el riesgo de fomentar interpretaciones religiosas alejadas de los preceptos teológicos que suelen impartirse con la guía de un sacerdote o ministro.

“Lo aprenden en los templos, pero lo manifiestan en el hogar”, sostuvo el reverendo Samuel Pagán.

Para otros, ser cristiano es una tradición, lo que podría explicar por qué muchos visitan los templos solo en fechas de trascendencia (como Semana Santa) o en eventos memorables (como bautizos).

“Ahí la asistencia se duplica, pero no hay una vivencia de un año completo”, advirtió la teóloga Sonia Falcón.

Aunque la Isla tiene tradición cristiana, muchas denominaciones religiosas se habían percatado de una menor asistencia a sus iglesias. Pero la violencia, la crisis económica y el desempleo aparentan estar provocando un resurgir.

“Lo estoy viendo. La gente está acudiendo otra vez a los templos porque entienden que la única esperanza es Dios”, dijo William Hernández, de la Fraternidad de Iglesias Pentecostales.

Recalcó que aunque el fervor religioso “muchas veces está ausente”, en momentos difíciles “la gente busca de Dios y entra en esa espiritualidad”.

El reverendo Héctor Soto, del Concilio de Iglesias, coincidió en que en momentos de crisis, tensión y conflicto la gente se refugia en la riqueza de la espiritualidad en busca de “un poquito de fuerza y aliento”.

“En momentos de crisis, la iglesia es un buen asiduo. Te agarras y te sientes seguro”, dijo Soto, quien recalcó que en esa mezcla de devociones “ tan válido es el católico romano como el protestante, el pentecostal o el que sigue el cristianismo de otra manera”.

La calle lo confirma

“Estudié en colegio católico, me criaron así, pero no voy todos los domingos. No voy desde diciembre”, dijo la universitaria Cristina Vera, de 21 años, durante un sondeo que realizó El Nuevo Día en Río Piedras para tener una métrica de la devoción del pueblo.

De 12 entrevistados, ocho se identificaron católicos, una evangélica, otro presbiteriano y dos no cristianos. Siete admitieron que no suelen ir a una iglesia.

Se estima que el 96.9% de los puertorriqueños son cristianos, según el Pew Research Center, una reconocida entidad que promueve investigaciones relacionadas con religión y asuntos públicos. Mientras, 52% dice que asiste a una iglesia, cifra que confirma el portal Nationmaster.com, que ofrece datos demográficos para propósitos investigativos.

Un problema de contagio

Visitar la iglesia es un requisito de la cristiandad y se basa en pasajes de la Biblia que piden a los creyentes congregarse. “Es importante la congregación de la fe”, sostuvo el reverendo Jiménez, mientras el teólogo Luis Rivera Pagán advirtió que una devoción cibernética no puede sustituir el ritual más importante de la iglesia: la Eucaristía.

Tanto Falcón como Rivera Pagán entienden que la carencia de un cristianismo práctico abona a la ola de violencia que vive el País pues el cristianismo “se vive desde la cuna”,

Mientras, el padre Juan Luis Negrón, rector del Seminario San Juan Bautista, advierte que aunque “existen núcleos que pueden manifestar cierta indiferencia hacia lo religioso”, también permea “una sed por la verdad, la justicia y la búsqueda de la felicidad, propias de un pueblo que está en búsqueda de respuestas más allá de lo terreno”.

La proliferación de iglesias también ha provocado un esparcimiento del fervor religioso, lo que la reverenda Eunice Santana llama “pequeñas parcelas”.

Según dijo, muchos jóvenes ven “con sospecha” a la religión organizada y buscan nutrir su interior en “esfuerzos comunales, de justicia social”.

El diácono Carlos Morales, catedrático de Ciencias Sociales de la Universidad del Sagrado Corazón, coincidió al definir el evangelio como una experiencia de vida que debe traducirse en la práctica. “No tiene nada que ver con la Iglesia. Es un problema de contagio, que con el testimonio vivo (ayudar al prójimo, etc.) crea consciencia”, dijo.

Agregó que el proyecto de fe no es uno de masa y nunca lo fue. “Tiene que ver mucho con el mensajero (líder religioso)”, puntualizó. Por su parte, el Padre Ortiz recalcó que a pesar del individualismo de la palabra y la propia fe, “lo importante es que siguen creyendo”.

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